Hace unos años, el hogar de Susie Turrey no tenía obras de arte colgadas en las paredes. Elly y su marido guardaban cuidadosamente sus objetos personales y no tenían ningún objeto potencialmente peligroso en el hogar. Estaban preocupados por las rabietas de su hijo, después de haber sido diagnosticado con autismo y ansiedad. El personal de la escuela se comunicaba con ellos regularmente por sus problemas de comportamiento, ya sea para solicitarles que fueran a recogerlo o para aislarlo en un salón alternativo.
Después de participar en el programa Socios en Liderazgo de Arizona, Susie Turrey comentó que todo comenzó a cobrar sentido. Le preguntó a su hijo, quien en ese momento era un adolescente, qué era lo que quería, y él le respondió que quería cambiarse de escuela. También quería terapias y programas externos que fuesen menos infantiles.
Después de años de asesoramiento y cambios de escuelas y terapias, la familia Turrey observó cambios positivos en su hijo, que hoy en día tiene 20 años. Turrey lo atribuye a una clase sobre las intenciones, que incluyó capacitación tanto para él como para sus padres, que los ayudó a lograr un mayor entendimiento entre ellos.
Jessica Hipskind adoptó a su media hermana, quien en ese entonces tenía 7 años, cuando falleció su padre. Su hija tiene síndrome de Down y presentaba múltiples retrasos en el desarrollo. En la escuela, la hija de Hipskind huía de los profesores y se comportaba mal en el patio de recreo y en el aula. Al establecerse objetivos específicos, y asegurarse de que todos en el hogar, en la escuela y en las tera-
pias trabajasen unidos, se generó un entorno muy favorable. Se pudo lograrlo mediante varias reuniones y compartiendo objetivos en todos los equipos en el hogar y en la escuela.
El hijo de Rebecca Wise mantuvo un comportamiento apropiado en casa, pero no en la escuela. La familia probó listas de verificación de comportamiento y sistemas de recompensa, que funcionaron temporalmente. Después de intentarlo en diferentes ámbitos escolares y, finalmente, mediante la enseñanza en el hogar, la familia logró muy buenos resultados al interiorizarse en autorregulación. Esto ayudó a que el cerebro de su hijo pasara del modo «pelear o huir» a estar dispuesto a aprender y relajarse. «La autorregulación me ayudó a darme cuenta de que mi hijo no tenía un mal comportamiento, sino un comportamiento basado en el estrés», explicó Wise.
CÓMO ENTENDER EL COMPORTAMIENTO
Enfrentarse al comportamiento desafiante de los niños es algo diferente para todas las personas, y puede ser sumamente estresante para los padres. Estos deben saber que no están solos en su lucha, y que es bueno pedir ayuda, ya que en ocasiones resulta beneficioso para todos.
Aunque los problemas de comportamiento nos remiten a un niño lanzando objetos, mordiendo a otros o volteando los pupitres en la escuela, algunos problemas de comportamiento no son tan evidentes, explicó Wendi Scharnhorst, directora de desarrollo de proyectos de Raising Special Kids. Algunos ejemplos de estos comportamientos menos perceptibles pueden ser no cumplir con lo que se le pide o no finalizar las tareas en la escuela o en el hogar.
El cambio de comportamiento suele comenzar por los padres, no por el hijo, lo que puede ser difícil de aceptar para los padres, agregó Scharnhorst. Cambiar la reacción y la respuesta de los padres puede ayudar a redirigir el comportamiento del niño.
Los especialistas en comportamiento adoptan distintos enfoques, pero muchos coinciden en que el comportamiento problemático es un medio de comunicación para el niño. Los padres pueden tratar de determinar qué es lo que su hijo está intentando obtener mediante su comportamiento: escapar de una situación, acceder a una actividad u objeto preferido, recibir la atención de uno de los padres o cuidador, o si se trata de un comportamiento automático. Luego los padres pueden modificar su respuesta para ayudar a guiar el comportamiento.
Paul Carollo, director de servicios clínicos especializados del Centro de Servicios de Protección de la Infancia y la Familia de Phoenix, hace un paralelismo entre el cambio de comportamiento e ir al oculista y mirar a través de diferentes lentes para lograr una mejor visión. Una visión podría representar el comportamiento negativo actual, y el otro lente representaría el comportamiento positivo, o el objetivo. Esta perspectiva puede permitir a los padres observar el comportamiento de forma más integral, como un déficit de habilidades, agregó. De esta manera, los padres pueden modificar su perspectiva y enfoque para brindarles un mayor apoyo a sus hijos.
Las estrategias incluyen analizar los conceptos básicos del comportamiento: el antecedente o lo que ocurrió justo antes de ese comportamiento, el comportamiento en sí mismo y sus consecuencias.
Las consecuencias tampoco son iguales para todos. Hipskind señaló que podía quitarle los juguetes a su hija si se portaba mal, y esto no la afectaría en absoluto. Una consecuencia más eficaz sería pasar un tiempo sin tener la oportunidad de socializar con la familia.
Recurrir a un especialista en comportamientos o a otro asesor de confianza puede ayudar a los padres a identificar qué está suce-
diendo y cómo pueden cambiar sus acciones de manera positiva.
«Es muy útil contar con alguien que nos dé una perspectiva general de lo que está sucediendo en una situación determinada», afirmó Mckenzie Bogardus-Murphy, director de los servicios de Análisis de Comportamiento Aplicado (ABA) en el Centro de servicios conductuales en pediatría en Gentry, Phoenix. «Cuando a uno le toca vivirlo, es difícil ser objetivo. Un tercero puede ayudarlo a entender por qué llora su hijo, a identificar la respuesta adecuada y entender la función. Eso los guiará para entender cuál es la respuesta adecuada en el futuro».
Nos da el ejemplo de un padre frustrado porque su hijo no obedece las instrucciones la primera vez que las escucha. Pero cuando los padres continúan recordando las instrucciones, el niño podría estar recibiendo la atención que desea, retrasando la solicitud o evadiéndola. Asimismo, es posible que el niño esté acostumbrado a que le repitan las instrucciones tantas veces que no responderá hasta que se las hayan repetido muchas veces o hayan utilizado un tono de voz específico.
«Es contradictorio esperar y no repetir continuamente las solicitudes, pero esto podría ser necesario para garantizar que, en el futuro, el niño preste atención a la solicitud la primera vez que la escucha», señaló Bogardus-Murphy. Los niños también deben ser conscientes de las expectativas detrás de cuando se les solicita que hagan algo: es posible que la idea que usted tiene de una habitación limpia no coincida con la de su hijo.
¿Cuándo deberían los padres solicitar ayuda en relación con el comportamiento de su hijo? Si un niño es un peligro para sí mismo o para los demás, debe acudir a la sala de urgencias y comunicarse con la doctora Funda Bachini, psiquiatra de Phoenix Children’s Hospital. Es posible que otros comportamientos no parezcan tan graves, pero, aun así, las familias podrían beneficiarse de la ayuda recibida.
“Los comportamientos prolongados durante semanas o meses que no responden a las intervenciones típicas de los padres y no tienen una causa clara son preocupantes”, dijo Bachini. “En estos casos, sería importante consultar con un profesional. A menudo, este es su médico de atención primaria, quien luego puede hacer otras referencias si es necesario».
CÓMO AYUDA EN LA ESCUELA
Si un niño manifiesta un comportamiento negativo en la escuela, los padres pueden ponerse en contacto con la maestra o maestro para solicitar una Evaluación del Comportamiento Funcional (FBA). Esto también podría incluir una reunión del equipo del Programa de Educación Individualizado (PEI) o del Plan 504 del niño, si corresponde, para hacer cambios en las adaptaciones para el niño. Si este último no cuenta con un PEI o un Plan 504, este podría ser un buen momento para solicitarlo.
«La comunicación entre el alumno, los padres y los maestros es fundamental», explicó Lisa Potts, una madre líder de Raising Special Kids que anteriormente fue docente en la escuela primaria en diferentes distritos. «Soy una gran defensora de los planes 504 y los IEP. Todos los que interactúan con el niño conocerán su discapacidad y cuál es su responsabilidad para ayudarlos. Todos están informados sobre las adaptaciones específicas». Estos planes también brindan al personal de la escuela estrategias para ayudar a futuros estudiantes con problemas similares.
Los padres también tienen derecho a solicitar una Evaluación Educativa Independiente (EIE) si no están de acuerdo con una evaluación o planificación escolar.
«No tenga miedo de desafiar a otra persona para defender a su hijo», afirmó Hipskind. «Usted es el defensor de su hijo. Si algo no está bien, debe hacer algo al respecto. Interrumpa la reunión o haga lo que tenga que hacer para lograr un cambio».
CUESTIONS MÉDICAS
Si el comportamiento negativo aparece de improvisto y sin un motivo aparente, los padres podrían decidir llevar a su hijo a un médico de atención primaria para un control. Ciertas afecciones médicas pueden provocar un comportamiento negativo, según el Dr. Bachini, por ejemplo, problemas de tiroides, caries, estreñimiento o incluso la aparición de un resfriado.
«Cuando las cosas cambian a un ritmo diferente del habitual, debemos pensar en examinar cuestiones médicas», agregó Carollo. Los trastornos alimenticios y digestivos también pueden desencadenar cambios de comportamiento.
RECURSOS PARA LOS PADRES
Los padres que buscan ayuda para tratar el comportamiento desafiantes de sus hijos deben saber que no están solos. «Las personas se sienten incómodas al pedir ayuda porque creen que se les está juzgando», explica Claudia Meza Villari, entrenadora de comportamiento de la Sociedad Secreta de Padres de Tucson. «Todos hemos pasado por eso. O si aún no lo ha experimentado, lo hará en el futuro. Intente ser autocompasivo».
Meza Villari afirma que ha observado una notable mejoría en los niños cuyos padres intentan descifrar lo que sus hijos están tratando de comunicar mediante su comportamiento. «Intente despersonalizarlo», señaló, y asegúrese de que su hijo sienta que puede recurrir a usted con sus problemas. «Es importante que los niños se sientan seguros».
Los padres que buscan ayuda pueden comunicarse con Raising Special Kids y solicitar una Conexión de Padre a Padre, en la que hablarán con un voluntario capacitado que ha enfrentado situaciones similares. Raising Special Kids también ofrece una clase para padres de Apoyo al Comportamiento Positivo, y una sección en su sitio web dedicada a los problemas de comportamiento. El personal seleccionado de Raising Special Kids ha recibido capacitación especializada para capacitar a las familias con niños de entre 2 y 12 años para abordar los comportamientos desafiantes. El Programa de Crianza Positiva, o Triple P, es un programa internacional que ofrece una capacitación grupal exhaustiva para padres. Estos recursos están disponibles para las familias de forma gratuita.
Los padres también pueden comunicarse con especialistas en comportamiento para recibir asesoramiento y asistencia respecto al comportamiento de sus hijos. Los costos varían según la cobertura del seguro y la frecuencia de las visitas.
Las familias que viven en zonas remotas, como Nación Navajo, tienen menos recursos disponibles, explicó Trudy Billy, directora de los programas tribales de Raising Special Kids. Muchos padres deben realizar un viaje de una hora o más hasta Flagstaff u otras ciudades para acceder a la terapia conductual. Algunos padres logran obtener apoyo de su distrito escolar local.
Aunque la telemedicina también es un recurso para las familias que viven en zonas remotas, no se utiliza con frecuencia para brindar asesoramiento sobre problemas de comportamiento, señaló Billy. Ella espera que esto cambie si los padres de estas zonas continúan so-
licitando servicios a distancia.
Ante todo, entender a su hijo puede ayudar mucho a guiar su comportamiento. «Los padres deben entender qué es lo que su hijo intenta decirles», explicó Turrey. «Es posible que no sean palabras concretas, pero intentarán transmitirlo. Si logra descifrar lo que su hijo está intentando obtener, podrá decodificar el comportamiento».